El perro Choco
En la puerta de mi casa había un perro gruñendo y muerto de hambre. Se trataba de un perro de raza, pero muy mal cuidado. Se llamaba Choco, porque escuché a su dueño llamarlo. Era un perro pequeño con el rabo largo. Su pelo era suave y de color blanco con manchas negras. Tenía las orejas caídas y los ojos marrones. En su pequeña cabeza resaltaba su boca grande, de hocico largo y dientes afilados. Tenía las patas fuertes y largas. Escuché que lo llamaba su dueño, le dijo que sentara y obedeció sus órdenes. Pero a pesar de todo tenía una expresión antipática y torpe.
En la puerta de mi casa había un perro gruñendo y muerto de hambre. Se trataba de un perro de raza, pero muy mal cuidado. Se llamaba Choco, porque escuché a su dueño llamarlo. Era un perro pequeño con el rabo largo. Su pelo era suave y de color blanco con manchas negras. Tenía las orejas caídas y los ojos marrones. En su pequeña cabeza resaltaba su boca grande, de hocico largo y dientes afilados. Tenía las patas fuertes y largas. Escuché que lo llamaba su dueño, le dijo que sentara y obedeció sus órdenes. Pero a pesar de todo tenía una expresión antipática y torpe.
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