El ladrón
Un
anciano entró en una tienda y llenó sus bolsas de comida. Andrés, que
era el nombre de nuestro protagonista, dijo en la salida: -¡Hola señor! ¿Cuánto le debo?
-30 euros -respondió el tendero.
-Pero yo no tengo tanto dinero, señor, es que hoy viene mi familia a comer -suplicó Andrés.
-Pues entonces tendrá que devolver algunas cosas -replicó el tendero.
-Pero, señor, yo lo necesito para comer.
-Pues entonces vaya a por más dinero -dijo el tendero.
-Bueno, iré a por más -accedió Andrés.
Pero Andrés se escapó y robó toda la compra, porque él, en realidad, no era un viejecillo, era un ladrón disfrazado de viejo para engañar al tendero y robar. En aquel momento entró una pareja de policÍa.
-¡Policía, policía! ¡El ladrón se ha ido por la puerta de la derecha! -gritó nervioso el tendero.
-¡Qué bien, ya robé la comida que necesitaba tanto para comer! -pensó alegre Andrés.
Pero la policía le siguió los pasos y lo capturó. Lo reconocieron en la comisaría, porque era el que robaba en todos los supermercados.
-Por fin lo hemos capturado -dijo satisfecho uno de los policías que lo había atrapado.
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